Lucía llegó a un centro hospitalario la primera vez a los 3 meses de edad, con diarrea crónica y eccema leve-moderado en el cuerpo y la cara. El peso de Lucía se hallaba en el percentil 25 y la niña había sido alimentada con fórmula desde el nacimiento. La madre tenía antecedentes de eccema, asma y fiebre del heno, pero el padre carecía de antecedentes alérgicos.
Los síntomas digestivos de Lucía eran indicativos de una alergia a la proteína de la leche de vaca no mediada por IgE, por lo que se la cambió a una fórmula extensamente hidrolizada (FEH) de eficacia probada, Nutramigen 1 LGG, conforme a las actuales directrices para niños alimentados con leche artificial y con síntomas leves o moderados. [Vandenplas, NICE]
A los 6 meses de edad, la diarrea de Lucía se había resuelto y el eccema había desaparecido, con algún que otro brote ocasional. Como Lucía se estaba destetando, la madre recibió consejos, direcciones de Internet y recetas para sustituir los productos lácteos durante esta fase. Además, la fórmula de Lucía se cambió por Nutramigen 2 LGG, que contiene más calcio y otros nutrientes para cubrir las necesidades de los lactantes de más edad.
A los 9 meses de edad, el peso de Lucía había aumentado y se hallaba ahora en el percentil 50. Las pruebas de punción cutánea (PPC), realizadas periódicamente entre los 6 meses y los 2 años de edad, eran positivas para la leche de vaca, lo que indica algún tipo de alergia mediada por la IgE.
A los 2 años y 4 meses de edad, Lucía se bebió sin darse cuenta una taza de leche sin tener ninguna reacción alérgica. Se realizó una prueba de provocación oral en el hospital que se prolongó en casa durante una semana, sin que apareciese ninguna reacción alérgica. En consecuencia, los lácteos se reintrodujeron gradualmente en la dieta de Lucía, quien a los 3 años de edad ya toleraba todos los alimentos.
Jorge fue derivado al hospital a los 3 meses de edad con un eccema grave que le cubría una gran zona del cuerpo y la cara. A Jorge le daban exclusivamente el pecho y el peso se hallaba entre los percentiles 25 y 50. En sus antecedentes familiares destacaban ambos padres con asma y rinitis alérgica.
A la madre de Jorge le aconsejaron medidas para el eccema y que evitara la leche y los huevos, pues estos alimentos producen con frecuencia alergias en los lactantes alimentados al pecho. También la asesoraron sobre el destete con pocos alérgenos, pues deseaba empezar a introducir alimentos sólidos en los meses siguientes. Cuando Jorge tenía 6 meses, la madre evitaba eficazmente lácteos y huevos y los síntomas habían mejorado, aunque no se habían resuelto del todo. Las pruebas de punción cutánea (PPC) mostraron que Jorge se había sensibilizado a la leche, el huevo y la soja.
En consecuencia, se aconsejó a la madre que también excluyera la soja de su dieta. Se sentía agotada por el esfuerzo constante de tener que controlar su dieta y los síntomas de Jorge, y quería introducir una leche artificial para la hora de dormir. En vista de las múltiples alergias alimentarias de Jack, se le prescribió una fórmula basada en aminoácidos: Nutramigen AA.
A los 9 meses de edad, el peso de Jorge había aumentado hasta el percentil 50 y el chico comía alimentos sólidos variados, con leche materna y tomas de Nutramigen AA a la hora de acostarse. A los 12 meses de edad, el peso estaba en el percentil 75 y cumplía eficazmente la dieta de eliminación.
1. Vandenplas 2007
2. NICE
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